Lord Halcón 1

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Capitulo 1

Le quedaban aún un par de horas de luz, pero Georg Listing decidió hacer un alto en el camino. Llevaba todo el día andando, deseando llegar a la ciudad más próxima y no tener que hacer noche en mitad del bosque. El camino que había elegido era algo solitario, solo se había cruzado con un carro cuyos ocupantes se negaron a llevarlo aludiendo que se les hacia tarde.

Suspiró y a pesar de que no le hacía mucha gracia, decidió pasar la noche en el bosque. Lo primero era recoger algo de leña para encender una hoguera y luego ya se pondría a cazar un conejo con el que llenar su estómago.

Dejó la bolsa que llevaba al hombro con sus escasas pertenencias colgada de una rama y cogiendo el pequeño puñal de su bota derecha se fue a por leña estando atento por si viera un conejo. Pero o no quedaba ninguno o a esa hora estaban todos dormidos.

Regresó con las manos vacía, llevando solo la leña con la que encendió un confortable fuego con el que se calentó las manos mirando a su alrededor. Descubrió una zarzamora a escasos metros y pensó que al menos podría disfrutar de algo dulce para cenar.

Se quitó el gorro que llevaba y usándolo como recipiente lo fue llenando de moras. Regresó a su campamento satisfecho y se sentó a “cenar”, cuando escuchó el relincho de un caballo a su derecha. Miró en esa dirección poniéndose en alerta, hasta que descubrió un jinete que avanzaba hacia donde él estaba.

Pudo estudiarlo con atención, era un chico de su edad más o menos, con el pelo peinado en largas trenzas negras que le caían por los hombros. Vestía un abrigo de cuero negro, pantalones del mismo color, camisa larga blanca y unas botas marrones. Su cara estaba marcada por un gesto serio, que cambió cuando le vio sentado en el suelo al lado de un buen fuego.

Buenas noches—saludó sin desmontar.

Hola—saludó Georg a su vez.

¿Sabes cuanto queda para la próxima ciudad?—preguntó el extraño.

Está a unas dos horas andando—contestó Georg cogiendo otra mora y llevándosela a la boca.

¿Es esa toda tu cena?—preguntó el extraño de nuevo, viéndole asentir.

Entonces se bajó del caballo y le dejó atado a un árbol, al tiempo que abría su zurrón y sacaba comida de el.

Podemos compartir este jugoso conejo a cambio de la mitad de tus moras—dijo alzando su presa.

Georg asintió con la cabeza y se pusieron manos a la obra. Lo cocinaron con lo poco que tenían a mano y minutos después disfrutaban de su manjar.

Por cierto, me llamo Georg—se presentó Georg con la boca llena.

Tom—dijo el extraño a su vez.

¿Viajas solo?—preguntó Georg con interés.

No, Bill me acompaña—contestó Tom sin mirarle.

Georg miró su alrededor en busca de ese compañero de viaje al que se refería Tom, extrañado de que no estuviera compartiendo cena y fuego con ellos. Pero no vio a nadie, solo al caballo de Tom…

Ah, te refieres al caballo—murmuró sonriendo.

No—dijo Tom señalando el cielo.

Alzó la mirada intrigado, escuchando el silbido que lanzó Tom. Al momento apareció un bello halcón que se posó con suavidad en el hombro de Tom, quien lo acarició con su pulgar.

Mi pequeño Bill—susurró con tristeza.

Georg vio con sorpresa como se le llenaban los ojos de lágrimas mientras que no dejaba de acariciarlo, extrañado de ver un halcón tan dócil.

Es precioso—susurró sin dejar de mirar a Bill.

Es único—susurró Tom a su vez—Mi vida sin él no tiene sentido, ni valor alguno.

Se le quedó mirando sin saber que decir, se notaba que sentía mucho amor por un simple pájaro…

Siguieron cenando en silencio hasta que terminaron el conejo y se comieron casi todas las moras. Entonces Tom se puso en pie dispuesto a abandonar el campamento.

¿Te vas? Ya es de noche, es mejor dormir y seguir mañana con la luz del día—explicó Georg.

¿Puedes hacerte cargo de mi caballo un par de horas?—preguntó Tom ignorando sus palabras—Un…amigo mío vendrá a recogerlo. Por favor, dáselo sin pedirle explicaciones.

Esto…claro—accedió Georg sin entender.

Dile que…que estoy bien—pidió Tom volviéndose—Dile que le extraño mucho, y que volveremos a vernos un día de estos.

Georg asintió de nuevo, viéndole irse con el halcón posado aún sobre su hombro, que echó a volar cuando Tom le dejó para poder quitarse el abrigo que llevaba y dejarlo colgado en la silla del caballo.

Que chico más raro—se dijo acomodándose en el suelo.

Se quedó mirando al caballo, tan serio como su amo. Le estaba entrando sueño pero no quería dormirse por si venía ese amigo de Tom, pero por más que lo intentó, sus párpados se cerraron solos….

Se despertó al cabo de unos minutos, había escuchado unos pasos que se acercaban. Se puso en pie de inmediato empuñando su pequeño puñal como defensa, conteniendo la respiración hasta que vio aparecer una persona entre el bosque.

Se le cayó el puñal a suelo, era como si estuviera viendo una visión, algo tan hermoso no podía ser real…

Un chico avanzaba hacia él. Sus cabellos eran del color del azabache y largos, llegándole más debajo de los hombros. Vestía unos pantalones oscuros, una camisa de manga larga blanca y unas botas marrones oscuras.

Hola—saludó cuando llegó a su altura.

Hola—saludó el desconocido a su vez.

Le vio pasar por su lado e irse derecho al caballo, al que acarició con suavidad sonriendo.

Buenas noches, Goliat—murmuró sin dejar de acariciarle.

Recibió un relincho por su parte, conocía al caballo desde hacía tiempo.

Perdona, pero el caballo ya tiene dueño—dijo Georg procurando no sonar duro—Además no es muy dócil, apártate por favor.

Goliat jamás me haría daño—explicó el extraño volviéndose.

Ah,… ¿eres el amigo de Tom?—preguntó Georg algo cortado.

Si, lo soy—contestó el extraño suspirando.

¿Cómo te llamas?—preguntó Georg con interés.

Bill….me llamo Bill…

¿Cómo su halcón?

Yo soy el halcón—contestó Bill para su asombro.

Continuará…

Escritora del fandom

1 Comment

  1. Billy es el alcon…. lo lei hace mucho que casi se me fue de la memoria, por lo que con mucho gusto la volveré a leer. ?

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